Cuando nos aproximamos a un relato histórico tendemos a suponer que nos enfrentamos a una enumeración de hechos indubitados y organizados en una secuencia temporal consistente. Lejos de la pretendida objetividad en la narración de acontecimientos, toda narración es, por definición, un relato que contiene dentro de su estructura un conjunto de creencias, énfasis y paradigmas que suelen decirnos más del narrador que de aquello que es objeto de lo narrado.
…trajeron un Patagón a las naos en el esquife al cual le dieron de comer y beber vino, y le dieron otras cositas con que holgó mucho, ende más con un espejo, que como vio su figura dentro, él estaba tan espantado que era cosa de ver que hacía: también le demostraron oro e plata, más no hizo mudamiento ninguno. Él era grande de cuerpo y feo, y traía vestido una peleja de cebra, y en la cabeza un plumaje hecho de pluma de avestruz, y su arco, y unas abarcas en los pies; y como vio que se hacía de noche, señaló que lo llevasen a tierra. Andrés de Urdaneta, 1536
Cuando nos aproximamos a un relato histórico tendemos a suponer que nos enfrentamos a una enumeración de hechos indubitados y organizados en una secuencia temporal consistente. Lejos de la pretendida objetividad en la narración de acontecimientos, toda narración es, por definición, un relato que contiene dentro de su estructura un conjunto de creencias, énfasis y paradigmas que suelen decirnos más del narrador que de aquello que es objeto de lo narrado.
Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836
El relato histórico nunca es neutro; por el contrario, aspira a construir una épica acerca de los acontecimientos descritos en beneficio de los personajes que lo protagonizan.
La narración de acontecimientos del pasado debe ser analizada considerando variables que van más allá de los hechos descritos, pues el contexto determina finalmente el alcance, interpretación y atributos que componen la crónica. Atendido este factor, propio del análisis de la historia, entenderemos que la afirmación anterior resulta especialmente sensible en lo que atañe a la crónica de hechos que han sido consagrados como “hitos” en la narrativa de pueblos y naciones, cuya dimensión moral nos afecta luego de siglos transcurridos los acontecimientos relatados.
Todo relato histórico es un acto comunicativo, y por ello contiene en su estructura “invisible” una serie de definiciones e intenciones que procuran generar una reacción en quién lo recibe. Nunca es neutro, y por el contrario, aspira a construir una épica acerca de los acontecimientos descritos en beneficio de los personajes que lo protagonizan.
Americae Sive Qvartae Orbis Partis Nova Et Exactissima Descriptio, 1562
Si analizamos las relaciones del viaje de Magallanes y Elkano (1519-1521) advertiremos los sesgos de cada uno de quienes dejaron testimonio del viaje. Desde el relato novelado de Pigafetta o la narración desde la náutica de Albo, cada una de las descripciones conocidas genera una perspectiva destinada a públicos e intereses diferentes. No obstante, el núcleo central del discurso gira en torno a una perspectiva medieval, pre-ilustrada, claramente eurocéntrica, y en donde la idea aventura a lo desconocido resulta omnipresente.
Las diversas poblaciones que son conocidas por los expedicionarios son reducidas a eventos puntuales de la navegación y la construcción social del otro cultural se matiza con un paisaje de ambientes y especies desconocidas, que bordean la fantasía o la hipérbole. Claramente, el sesgo de época cruza las narraciones, pero a este atributo que resulta obvio, se añaden aspectos que permiten entender el contexto de la expedición.
Como sabemos, la primera circunnavegación surge de intereses comerciales del reino de España sobre las especias del lejano oriente, en abierta competencia con el reino de Portugal, luego de la división derivada del Tratado de Tordesillas (1494). Igualmente, hemos de considerar que la expedición fue financiada mediante préstamos de los Fucares (Die Fugger), banqueros alemanes que entregaron el dinero necesario para el equipamiento y dotación de las cinco naves contra la garantía de los territorios potencialmente descubiertos. Finalmente, debemos considerar que Europa se debatía en la consolidación de los grandes imperios y en la definición de la idea del poder hegemónico, que cristalizará en el Tratado de Westfalia (1648) el concepto de soberanía de los estados.
La supremacía de lo civilizado ocultó las complejidades de las culturas tradicionales que eran “descubiertas” e imposibilitó el conocimiento acerca de las intrincadas relaciones sociales que ocurrían en áreas de contacto intercultural.
Lejos de ser una expedición de conquista, la primera circunnavegación marca el inicio de la mundialización relacionada con el desarrollo del capitalismo. La expedición de Magallanes y Elkano no tenía otro propósito que abrir nuevas rutas para acceder a mercados lejanos, sin que por ello se afirmara el dominio español sobre los territorios de ultramar, como sí ocurrió con expediciones posteriores. La lógica comercial en la expansión de los intereses europeos en las Américas continuó en siglos posteriores, pero los hechos sitúan a esta expedición como la primera aventura transnacional de alcance global.
Los crecientes contactos entre navegantes europeos y poblaciones indígenas posibilitó el surgimiento de descripciones etnográficas que situaron a los pueblos de Patagonia en contexto de la animalidad, o el salvajismo. Estos sujetos culturales que transitaban por los territorios en la desnudez y desde lo simple, fueron categorizados desde enfoques supremacistas que se vieron crecientemente reforzados hasta mediados del siglo XIX, momento en que los pueblos originarios de Patagonia austral comienzan a ver reducido su universo poblacional hasta su virtual desaparición, durante el siglo XX.
Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836
La supremacía de lo civilizado ocultó las complejidades de las culturas tradicionales que eran “descubiertas” e imposibilitó el conocimiento acerca de las intrincadas relaciones sociales que ocurrían en áreas de contacto intercultural. Tales relaciones se basaban en principios básicos, aún presentes en parte de los supervivientes de las tradiciones indígenas, entre las cuales destaca la idea de reciprocidad, redistribución y complementariedad. Ciertamente, las tensiones entre identidades indígenas diferentes ocurrieron antes y después de la llegada de los primeros europeos, así como la aparición modos de organización social basados en la desigualdad. Pero investigaciones recientes sugieren relaciones continuas entre comunidades terrestres y marinas en el estrecho de Magallanes, a partir de recursos que eran traficados por poblaciones canoeras.
Ilustración procedente del libro "Narrative of the United States Exploring Expedition. During the years 1838, 1839, 1840, 1841, 1842".
Luego de 500 años de la primera circunnavegación al planeta, la realidad nos enfrenta a nuevas preguntas y desafíos. Ante la evidente necesidad de volver a analizar la narrativa de los eventos descritos en la crónica y lejos de cualquier ponderación moral acera de las consecuencias, un hecho destaca por sobre los demás. Desde 1520 el mundo se convierte en un lugar más pequeño y los seres humanos tenemos una idea de finitud del mundo donde habitamos.
Somos la consecuencia de nuestra historia, y también lo somos del discurso construido a partir de los eventos que la conforman. Un mundo global, consecuencia de la explosión de las tecnologías de las comunicaciones y el conocimiento, nos enfrenta a nuevas formas de relacionarnos y a construir realidades e identidades, tal vez más dinámicas y líquidas. En esta nueva forma de navegar en el mundo, los desafíos del presente probablemente no nos alejan demasiado de los que teníamos hace 500 años, en términos de la construcción de una humanidad sustentada en nuevos lazos comunitarios y en donde la idea del “otro” cultural se sustenta en vernos mutuamente como legítimos otros en nuestras diferencias.