¿Pudo ser una mujer la primera en dar la vuelta al mundo?

Enrique Santamaría, Historiador y novelista
9 JAN, 2020

En el V centenario de la primera vuelta al mundo, se escuchan teorías alternativas a la circunnavegación de Elkano. ¿Fue Enrique de Malaca, esclavo de Magallanes, el primero? ¿Fue Zheng He, marino, explorador y militar chino? En este artículo planteamos una nueva hipótesis, que proponemos a raíz de varios testimonios: tal vez, la primera persona en dar la vuelta al mundo fue una mujer. Esclava e intérprete de Magallanes, habría circunnavegado el globo en dos tramos y como pasajera –tal y como se plantea el viaje de Enrique.

La proximidad del 500 aniversario de la primera vuelta al mundo ha multiplicado las reivindicaciones de posibles predecesores de Elkano. La inmensa mayoría son historias disparatadas o manipulaciones de un burdo que sonroja, pero hay una que, aunque se carezca de pruebas, tiene, al menos, verosimilitud: la que afirma que un esclavo de Magallanes, Enrique de Malaca, pudo circunnavegar primero la tierra, en dos tramos y como “pasajero”. 
Esta teoría ha tenido mucha repercusión, dentro del lógico interés por resaltar el papel de los no europeos en la historia. E incluso muchos la dan como probada, lo que no es cierto. Quienes afirman tal cosa se basan en que Enrique sirvió de intérprete en Filipinas y de ello deducen que ya había estado allí. Eso no es así. Todos los testimonios afirman que Enrique se comunicaba en malayo, la legua franca de una región cosmopolita, comercial y marinera desde mucho antes de la llegada de los europeos. Incluso en ocasiones se precisó un doble intérprete, al desconocer su interlocutor el malayo.

Habitantes de Malaca. Acuarela, Códice portugués de la Biblioteca Casanatense.

Así, vemos que Maximiliano Transilvano, autor de una de las crónicas de la primera vuelta al mundo escribió: “…Magallanes tenía un esclavo que era natural de las islas Molucas […] el cual había comprado […] en la ciudad de Malaca, […] y trayéndolo a España le había mostrado la lengua española, la cual aprendió muy perfectamente, y hablaba muy ladino. Por medio de este esclavo se entendió Magallanes y hubo lengua con el rey de Subuth (Cebú), no porque el esclavo supiese o entendiese la lengua de aquella tierra; más estaba allí con el rey de Subuth un indio suyo que había estado en las Molucas, y sabía muy bien la lengua moluquesa, y con este se entendía el esclavo de Magallanes”.

Por su parte, Ginés de Mafra, marinero de la Trinidad y autor de su propia crónica del viaje, afirma: “... (Magallanes) mandó un hombre que se llamaba Heredia, que era escribano de la nao, que fuera a tierra con un indio que llevaban que decían que era lengua (intérprete) porque sabía hablar malaya, que es lengua en todas aquellas partes muy común”. 

Y el famoso Pigafetta señaló que: “El capitán tenía un esclavo nacido en Sumatra (Malasia) […]: probó a hablarles en la lengua de su país; le comprendieron…”. 

Eso no implica que no completara la circunnavegación. Sabemos que se quedó en Filipinas y desde allí pudo regresar a su casa. Aunque, insisto, no hay ninguna prueba de ello.

Jóvenes de Micronesia con vestimenta tradicional.

 

El segundo intérprete de Magallanes
Pero hay un dato en el que poca gente repara: Magallanes tenía, según los testimonios, al menos dos esclavos intérpretes. Y es que Enrique se quedó en Filipinas, pero desde allí la expedición continuó hasta Borneo, donde, según Mafra: “…le preguntaron muchas cosas (en Borneo) por interpretación de un esclavo de Magallanes […] que sabía la lengua malaya, que es común en aquellas partes…”.

Sin embargo, nadie menciona el nombre del esclavo, ni figura en la lista de tripulantes, al contrario que Enrique. Eso me llamó la atención, y tirando del hilo llegué hasta este párrafo de la crónica de Francisco López de Gómora, sacerdote e historiador: “Tenía también un esclavo que hubo en Malaca, que por ser de aquellas islas lo llamaban Enrique de Malaco, y una esclava de Zomatra, que entendía la lengua de muchas islas, la cual hubiera en Malaca”. En otro capítulo añade: “Toparon luego tantas islas, que les dijeron el Archipiélago, y a las primeras, Ladrones, por hurtar los de allí como gitanos […], según refería la esclava de Magallanes, que los entendía”
El segundo esclavo de Magallanes era una mujer.

El relato de Gómara fue publicado en 1552 y está elaborado a partir de crónicas anteriores, con frecuencia mezcladas y no muy bien interpretadas. Pero es interesante porque su obra tuvo siempre un carácter “no oficial” y dispuso de acceso a muchos de los documentos hoy perdidos, como el diario de a bordo del viaje, la narración de Elkano, los escritos de San Martín o el relato original de Pigafetta. Por ello es posible encontrar en él datos únicos, como una descripción muy detallada de lo sucedido en Borneo o la afirmación de que en la emboscada de Cebú hubo ocho sobrevivientes que fueron vendidos como esclavos ¡a los chinos!, dato que concuerda con que Elkano hiciese un legado en su testamento a San Martín, dado oficialmente por muerto en aquel suceso, “si lo encontraran”. Y este dato sobre la esclava de Magallanes.

Ninguna de las otras fuentes la menciona. Puede que Gómara mienta o que alguien lo engañara, aunque no es fácil comprender el motivo. O puede que las demás fuentes no hablen sobre según qué cosas.

El rey y Magallanes habían prohibido mujeres a bordo, aunque quizás el segundo no se aplicara la norma a sí mismo. Privilegios de un mando que no fue, precisamente, democrático. Y puede que no fuese el único. Los testimonios que nos han llegado no mencionan casi nada que tenga connotaciones sexuales. El incidente con el maestre sorprendido practicando la sodomía lo cuentan únicamente Elkano y Esteban Gómez porque es necesario para explicar el arresto de Cartagena. Y solo por Pigafetta sabemos que en Brasil las nativas accedieron sin problemas a los barcos y que las relaciones sexuales con ellas eran habituales. No hay más menciones a relaciones homosexuales ni heterosexuales, y no es creíble que en tres años no se produjeran. 

Toma de Malaca, 1511, dibujo portugués.

Pedro Mártir de Anglería, que habló con los protagonistas, señala en su obra “Décadas del nuevo Mundo” que la verdadera causa de la emboscada de Cebú fue: “De los que volvieron, y entre todos de un joven genovés, Martín de Indico, que asistió a todo, he investigado qué crimen que se hubiese cometido impulsaría al rey de Cebú a llevar a cabo tan cruel traición. Piensan que la causa del trastorno fue el estupro de las mujeres, pues son muy celosos” (P. Mártir. Décadas del Nuevo Mundo. Década V. Libro VII. Capítulo IV). Así que, según los testigos interrogados al llegar a España, la causa de la “traición” no fue la confusa historia de la negación de la libertad al esclavo Enrique de Malaca, aunque quizás también era cierta, sino la violación de las mujeres nativas por parte de la tripulación. No se aclara si durante el mandato de Magallanes o de Serrano y Barbosa. Un tal “Martín de Judicibus, genovés” es mencionado en la declaración tomada a los retenidos en Cabo Verde como uno de los tres que, hablando con los vecinos portugueses de un pueblo de dichas islas, les contaron que venían de la especiería. Así que parece que tenía tendencia a “irse de la lengua”.

El deseo de glorificar al mártir fallecido heroicamente luchando por llevar la “civilización” y la “verdadera religión” a los “salvajes” no cuadra con semejante comportamiento, por lo que en todos los relatos históricos se ha preferido ignorar estos testimonios.

En cuanto a los sobrevivientes, una vez en casa y a parte de las conversaciones privadas que pudieran mantener, es más que verosímil que en las encuestas oficiales aplicaran la fórmula de “Lo que sucede en los barcos, se queda en los barcos”. Aquella fue una misión comercial a cuyos protagonistas no les impulsaba el afán evangelizador ni “civilizador”, por más que se empeñen algunos, sino la búsqueda de fortuna y fama (o del perdón real).
Pero ya fuera una esclava o un esclavo, el hecho es que llegó hasta Brunéi, ya en Malasia, una ciudad que mantenía un activo comercio con Malaca. Por tanto, es mucho más fácil que completara la primera vuelta al mundo que Enrique.

Además, Gómara dice que actuó como intérprete en la Isla de los ladrones, aunque es posible que se refiera a las siguientes islas que encontraron, de cuyos habitantes y costumbres Pigafetta da una descripción muy completa. Lo que nadie explica, al contrario que en otros lugares, es quién sirvió de intérprete. Micronesia estaba alejada de las rutas comerciales asiáticas, allí no había ninguna lengua franca, por lo que es posible que realmente fuera originaria de ese lugar. En tal caso, habría completado la vuelta al mundo aún antes.

Ni siquiera sabemos su nombre, lo cual, dado cómo se ha escrito la historia, cuadra bastante con que fuese una mujer.