Pedro de Tolosa nació en la localidad guipuzcoana de Tolosa y embarcó con 20 años en la nao Victoria, en la expedición de Magallanes-Elkano. Primero como grumete, y después como despensero (responsable de los víveres) de la Victoria, fue testigo de excepción y protagonista de los acontecimientos que tuvieron lugar a lo largo de la travesía. Fue, con Elkano, el único guipuzcoano en realizar la primera circunnavegación.
Cuando en Getaria o en Sanlúcar contemplamos las placas conmemorativas de los marinos que dieron la primera vuelta al mundo encontramos dieciocho nombres. Y sin embargo fueron treinta los que regresaron a Sevilla después de haber realizado la primera circunnavegación. Doce de ellos llegaron unos meses más tarde, ya que habían sido hechos prisioneros por los portugueses en Cabo Verde y volvieron por Lisboa. Entre estos últimos se encontraba un grumete tolosarra, Pedro de Tolosa que, junto a Juan Sebastián Elkano, fueron los dos únicos guipuzcoanos que completaron la primera circunnavegación de la tierra. Cuatro más eran vizcainos, tres de los cuales llegaron con Elkano y uno con Tolosa.
Grumete por azar
Pedro de Tolosa era vecino de Tolosa e hijo de Lazcano y María de Alvistur, también vecinos de dicha villa. No conocemos su vida anterior a enrolarse en la expedición, aunque sabemos que en aquel momento tenía 20 años y que no sabía escribir, lo que era habitual en aquella época. Embarcó en la Victoria en Sanlúcar de Barrameda durante la estancia que la armada realizó en esta localidad entre el 12 de agosto y el 20 de septiembre de 1519. Tolosa se enroló por un azar del destino, porque otro grumete sevillano, Pedro Maldonado, no se presentó cuando las naves iban a partir. En la Victoria había otros tres grumetes vascos, Juan de Arratia de Bilbao, Ochote de Erandio de Bilbao y Juan de Sanfelices de Somorrostro, así como un paje, Juan de Zubileta de Barakaldo, y un carpintero de Deba, Martín de Garate.
Los grumetes eran aprendices de entre 17 y 20 años, que se encargaban de trepar a las vergas y recoger las velas, remar en los bateles, cargar y descargar las mercancías, bastimentos, leña y agua, o apagar el fuego. Al llegar a los veinte años recibían un documento firmado por los oficiales del barco que lo acreditaba como marinero. Cobraban 800 maravedís (mrs) al mes (equivalentes a 800€ actuales), cuatrocientos menos que los marineros. Al enrolarse, recibieron cuatro meses adelantados, 3.200 maravedís.
De grumete a despensero
Tras la travesía del Atlántico y del Pacífico, en Cebú (Islas Filipinas), el destino de Pedro de Tolosa da un importante vuelco al fallecer de enfermedad, el 10 de abril de 1521, el despensero de la Victoria, Juan de Aroche, de Huelva. El tolosarra pasa a convertirse en despensero de la nao. Este es un hecho inusual que denotaría sus capacidades. Este cargo pertenecía al rango de suboficiales, junto al contramaestre y el alguacil. Era el responsable de los víveres y del agua y el único que tenía llaves de la escotilla. Todo lo relacionado con el control de los alimentos tenía una gran importancia para las expediciones.
Tras la estancia en las islas del Maluco, el 21 de diciembre de 1521, día de Santo Tomás, la Victoria parte de Tidore para Sanlúcar con 25.000 kg de clavo. Tras una tremenda travesía por el Indico sur y por el Atlántico, en Cabo Verde los expedicionarios desembarcan para aprovisionarse de víveres, pero cuando los portugueses descubren que vienen de las Molucas detienen a trece expedicionarios entre los que se encuentra Pedro de Tolosa. Elkano logra escapar con los tripulantes restantes.
Liberado por la carta de Elkano a Carlos I
El tolosarra permaneció preso en Cabo Verde, pasando posteriormente a la cárcel de Lisboa. Gracias a la carta enviada enviada por Elkano al rey y a las gestiones realizadas por éste, los prisioneros fueron liberados unos meses después, regresando a Sevilla. En esta ciudad se realizó a Pedro de Tolosa la liquidación del sueldo. Recibió 29.528 mrs por tres años y veintiocho días de expedición, así como 48.606 mrs de quintaladas, contabilizando un total de 78.134 mrs. Las quintaladas eran una forma de remuneración suplementaria por la que cada tripulante disponía de un espacio en el navío en el que podía llevar mercancías para ser intercambiadas, por especias por ejemplo, que traían en estos mismos espacios.
Las últimas referencias documentales que tenemos de Pedro de Tolosa corresponden a su participación en la Junta de Badajoz el 23 de mayo de 1524 en el debate entre Portugal y España para determinar a quién correspondían las Molucas. En ella intervinieron cinco de los seis vascos que dieron la vuelta al mundo. Tolosa testificó, junto a Elkano, Acurio, Arratia y Zubileta, para probar el derecho de Castilla a la posesión del Maluco. En dicha declaración, que no firmó por no saber hacerlo, señaló haber visto en diferentes ocasiones al rey Carlos I, por lo que parece que fue recibido por el emperador en varias ocasiones.
La vuelta al mundo, un esfuerzo colectivo
Una gran parte de las publicaciones que hacen referencia a la primera circunnavegación están centradas en las figuras de Magallanes y de Elkano. De alguna forma, los demás expedicionarios permanecen en la penumbra. Y sin embargo fue el esfuerzo de todos lo que permitió que la nao Victoria diera la vuelta al mundo. Pedro de Tolosa fue uno de ellos. Como grumete primero y como despensero después, y siempre en la nao Victoria, vivió en primera persona las tremendas vicisitudes que tuvieron que sufrir los expedicionarios.