Hace cien años, coincidiendo con el 400 aniversario de la primera vuelta al mundo, Elías Salaverría, un renombrado pintor y retratista guipuzcoano nacido en Lezo, recibió un encargo de la Diputación de Gipuzkoa. Se trataba de representar el momento cumbre de la primera vuelta al mundo, la llegada a Sevilla.
Dos años después, Salaverria entregaba el encargo. El cuadro muestra el instante en que Juan Sebastián pisa tierra al llegar a Sevilla. Es como la pisada del primer hombre que llegó a la luna. Un gran paso para la humanidad. Debajo, a la izquierda, vemos a los vecinos de Sevilla, expectantes, todavía incrédulos ante la gesta.
El desembarco de Elkano en Sevilla. Elías Salaverría. Diputación Foral de Gipuzkoa. Reproducción autorizada por la DFG.
Pero, inmediatamente nuestra mirada se dirige a la izquierda del cuadro, donde se apiñan catorce figuras. Son personas agotadas, hambrientas y enfermas. Son rostros extraños, algunos casi cadavéricos, que parecen inconclusos. Mediante este recurso, el pintor refleja el momento con fuerza y nos transmite los sentimientos que embargarían a aquellos hombres en aquella jornada recordando las tremendas situaciones pasadas. Son hombres que han ido arrojando al mar cadáveres de amigos y compañeros, pensando que ellos mismos podrían ser los siguientes. Que han rezado y realizado promesas a santos y vírgenes. Y que, en palabras del propio Elcano, “estaban tan extenuados como hombre alguno lo ha estado”.
En la parte más posterior y elevada aparecen los dos últimos hombres de este grupo, mostrando una situación desgarradora. Uno de ellos, con el rostro desencajado, mira al cielo. El segundo, inclinado hacia adelante, se apoya en el primero, formando una imagen de enorme patetismo.
Vamos a mirar al grupo principal de los expedicionarios que se encuentra en posición central un poco hacia la derecha. Son tres figuras. El primero de ellos es Juan Sebastián. Es de los pocos navegantes cuyos rasgos están bien perfilados. Está descalzo. Es el único que mantiene la mirada al frente, no en vano es el capitán que, con 36 años, ha traído a casa a sus hombres y a la Victoria desde los confines de la tierra.
A su izquierda y un poco más atrás aparece un expedicionario con el rostro demacrado, casi desdibujado. Lleva un cirio en la mano. Es probable que quisiera representar al maestre Miguel de Rodas, al que le correspondería esta posición por orden jerárquico.
En situación posterior a ambos, y ocupando un lugar central en el cuadro, Salaverria nos muestra a un chico rubio, el más joven de todos, con ropas que son harapos más que vestidos. Le faltan tres escalones para pisar tierra. En ese momento está cogiendo un cirio encendido que le ofrece uno de los vecinos. Aunque no sabemos si esa era la intención del pintor, representaría a Juan de Zubileta, el más joven de la expedición que ahora tiene 16 años. Tenía 12 años cuando dejó su Barakaldo natal. Pero ya no es un niño. Su mirada perdida, dirigida hacia el suelo, muestra que en aquella aventura ha descendido a las más negras profundidades del alma humana.
Hay dos cosas que llaman la atención de esta figura. La primera es su situación central, destacada, cuando era solamente un grumete. La segunda es que, junto a Elcano, es el único cuyo rostro está bien definido. ¿Por qué quiso destacar el pintor así la figura de este chico? Lo ignoramos.
Y de esta manera, Salaverria cierra el último acto de aquella prodigiosa proeza náutica, llevada a cabo por un capitán de Getaria, bautizado en la iglesia de San Salvador de esta villa, donde reposaban además los restos de su padre y de sus antepasados.
Y, quinientos años después todavía resuenan en nuestros oídos sus palabras: “que aquello que más debemos estimar es que hemos dado la vuelta a toda la redondez del mundo, que yendo por el occidente hayamos regresado por oriente”.
El telón ha caído por última vez. Ahora toca cumplir las promesas, a la Virgen de la Victoria en Triana, y a la de la Antigua en la catedral.
NOTA: Este artículo está basado y reproduce parte del capítulo “Elegidos para la gloria” del libro “El regreso de Elcano” del autor del artículo, disponible en Internet, con descarga libre y gratuita en https://www.academia.edu/81368606/El_regreso_de_Elcano